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VIDA SANA MÁS ALLÁ DE LO QUE COMEMOS
Una vida sana, tranquila, alejada del estrés, del caos, así como la cocina saludable, son temas cada vez más populares en Colombia y el mundo.
A medida en que nos volvemos conscientes de la importancia de una alimentación equilibrada y de un estilo de vida sano, buscamos la manera de establecer rutinas que nos proporcionen el bienestar físico, mental y emocional que deseamos.
Alimentación
Lo decimos siempre en nuestras entradas, más que saber comer, una alimentación saludable y consciente es un hábito que se adquiere.
Recordemos que, comer no es un acto automático y preparar nuestros alimentos debe ser una actividad consciente y responsable.
La cocina saludable se basa en la utilización de alimentos frescos, naturales y poco procesados.
Así como, en la preparación de platos con técnicas y utensilios que preserven sus nutrientes y propiedades.
Además que nos eviten y/o reduzcan el uso aceite. Para esto una gran opción son nuestros utensilios.
Su construcción en siete capas y su cierre térmico, garantizado por el diseño exclusivo de la tapa, permiten que la cocción de los alimentos sea únicamente con el agua que estos contienen, conservando su color, sabor y nutrientes originales.
Consumir verduras y alimentos naturales, preparados de manera saludable, nos permite dar un paso más hacia una vida sana.
Sin embargo, sabemos que la transición hacia una alimentación más saludable puede ser difícil, especialmente cuando se cuenta con poco tiempo para la preparación de las comidas.
Para ayudarnos en este proceso, expertos en nutrición y cocina ofrecen alternativas y soluciones prácticas.
Por ejemplo: La planificación de comidas, la compra de alimentos con anticipación y la preparación de las mismas para la semana.
Cocinar saludablemente es una forma efectiva de mejorar la salud y el bienestar.
Nuestro Cuerpo
Recordemos que un estilo de vida sana no es posible sin actividad física, que conjugada con meditación o yoga, nos conduce a un equilibrio mental y emocional.
Hacer ejercicio reduce el riesgo de padecer enfermedades metabólicas, cardiovasculares, neurológicas, inclusive psiquiátricas.
La actividad física reduce la diabetes, la hipertensión y la obesidad.
Las evidencias científicas de estos beneficios han sido recopiladas por la OMS, que recomienda a personas entre los 18 y 65 años, realizar 150 minutos semanales de ejercicio o actividad física de intensidad moderada.
Hacer ejercicio regularmente nos ayuda a reducir la ansiedad y mejora nuestro estado de ánimo.
Adicionalmente debemos evitar consumir tabaco, alcohol y drogas.
Fumar afecta los pulmones y el consumo de alcohol y drogas puede reducir nuestra capacidad para enfrentar enfermedades.
Nuestros sentidos
Recuerda que, no solo nos alimentamos de comida. ¿Qué vemos, qué estamos escuchando? ¿Qué leemos, no menos importante qué decimos? ¿Qué estamos “consumiendo” a diario?
Reflexionemos un poco al respecto, si queremos una vida sana es importante ser conscientes de nuestras palabras, las palabras tienen poder, al igual que nuestros pensamientos.
Transformemos lo que decimos en afirmaciones positivas, amorosas, gratas.
Desconectémonos un poco de la tecnología, dejemos de lado el celular, las tabletas, el televisor, la radio, los computadores.
Y si buscamos contenido que sea valioso, algo que aporte, que nos llene de vitalidad, de esperanza, de ganas de hacer cosas.
Ahora que vivimos en la cultura del miedo es necesario que no nos dejemos alimentar por las noticias y los contenidos de las redes sociales que nos llenan de más temor.
Miremos y alimentémonos de otra información que nos permita ver diversos panoramas de posibilidades.
Busquemos el silencio, descontaminémonos, vivamos la experiencia de sentirnos más livianos, cerremos los ojos, respiremos, disfrutemos la libertad.
Nuestra Mente y Emociones
¿Cómo alimentamos nuestra mente, nuestras emociones y nuestro espíritu?
Primero debemos encontrarnos a nosotros mismos, mirar hacia nuestro interior.
Empezar por depurar nuestros sentimientos y emociones, desprendernos y dejar ir todo aquello que no trae paz a nuestra vida.
Por supuesto, es necesario perdonar y agradecer, “todo”, lo bueno y lo que percibimos como no bueno.
Aprender a respirar.
Demos un paso más allá, qué tal si tratamos que todo pensamiento negativo cambiarlo por un pensamiento positivo.
No dejemos que la envidia, el enojo y el resentimiento toquen a nuestra puerta.
Atrevámonos a decir te quiero más seguido… el amor nunca está de más.
Nosotros y el planeta
A diario nuestra planeta nos reclama atención. Sensibilicémonos, tomemos consciencia de lo ambiental.
Un primer paso, que podemos implementar desde nuestros hogares es separar los residuos, reusar y por qué no empezar a compostar, recuerda que una pequeña acción repercute, el efecto mariposa.
Llevemos nuestra bolsa de tela al supermercado… evitemos recibir las bolsas de plástico.
Pidamos en los restaurantes que sirvan nuestras bebidas sin pitillos de plástico y devolvámoslos si nos los dan, ojalá explicando nuestra razón de hacerlo, así educamos.
Caminemos más, respiremos.
Pensemos antes de comprar por comprar: ¿Lo queremos o lo necesitamos?
Pequeñas acciones nos permiten alimentar nuestro espíritu, cooperar, ser conscientes y responsables con el planeta.
En una entrada anterior lo dijimos, pero no nos cansamos de repetirlo:
Todos nuestros hábitos repercuten en el medio ambiente y no seremos los únicos ni los últimos que habitaremos este planeta. Ya estamos en deuda con las siguientes generaciones.
Para finalizar te invitamos a hacer una reflexión entorno a ti, a tus hábitos, no solo alimenticios.
Permítete ser una mejor versión de ti.