Cambiar, atrévete es el momento de arriesgarte y confiar.
Todos en algún momento hemos sentido miedo de afrontar un cambio en nuestra vida, en nuestras rutinas, en nuestra cotidianidad.
Sentimos miedo porque no sabemos cómo confiar en lo desconocido, nos cuesta hacerlo cuando no hay certeza de lo que puede pasar.
Cambiar nos atemoriza, porque los cambios vienen cargados de incertidumbre.
Los cambios nos llevan a situaciones de las cuales es imposible predecir los resultados y consecuencias.
Tenemos miedo al cambio porque lo vemos como un riesgo y a veces optamos por mantenernos en la misma situación, antes de afrontar cambiar algo y enfrentarnos a lo desconocido.
Pensamos que es mejor “malo conocido que bueno por conocer”. Así pues, preferimos mantenernos en nuestra zona de confort.
Contents
Qué es la zona de confort?
La zona de confort es un lugar físico o un estado mental en el que nos sentimos cómodos, seguros y protegidos.
Es un estado y un sentimiento conocido, que no nos permite explorar qué podría pasar y/o qué podríamos obtener o a dónde podríamos llegar, porque nos mantiene en quietud, sin arriesgarnos.
Hablar de estar en una zona de confort no es negativo, el problema y los límites surgen cuando sabemos que esa zona no es buena para nosotros y aún así nos mantenemos en ella.
Seguimos allí a pesar de saber que no nos está aportando nada, no nos está llevando a ninguna parte, no nos permite crecer y por el contrario nos está frenando, nos está anclando y nos está limitando.
Permanecer en la zona de confort nos mantiene lejos de la aventura, de la creatividad, hace que nuestro cerebro no dé su mayor potencial, porque no lo enfrentamos a nuevas situaciones.
Salir de la zona de confort implica decir SI al cambio y esto abre un mundo de posibilidades.
El NO da certeza, la certeza de seguir en el mismo lugar, en la misma sensación, en esa aparente zona segura que se puede volver un punto muerto.
Cuando nos adaptamos a nuestra zona de confort y evitamos hacer cambios, parece que todos los riesgos disminuyen, aunque pueda que no sea así.
Adaptarnos, acostumbrarnos, mantenernos en x o y situación (el trabajo, una relación, una salud regular, etc.) también implica un riesgo, el riesgo de no crecer, de no amar, de no ser felices, el riesgo de no vivir plenamente.
Debemos atrevernos a dar el siguiente paso.
Ahora bien, ser cautos más no prevenidos puede llegar a ser una actitud positiva, es cierto que nos mantiene a salvo en muchas situaciones.
Es claro que quien no arriesga, ni gana ni pierde.
Nos mantiene en un punto neutro. Pero recuerda que la vida en sí misma es un constante ir y venir de cambios, de cosas nuevas, si hay algo constante en la vida es el cambio, así no nos guste mucho.
Entonces lo mejor es no resistirnos y aprender a adaptarnos a los cambios, incluso buscarlos, porque en muchas ocasiones quedarnos en la zona de confort nos “salva” de tomar decisiones, pero solo por un momento.
A veces cuando no tomamos decisiones por lo difícil que nos resulta, es la vida misma la que lo hace por nosotros y por lo general duele más cuando es así.
Hay que arriesgarse a saltar a lo desconocido y confiar para ganar algo distinto en la vida, para crecer a nivel personal, profesional, para amar, para ser felices, para tener un mejor estado físico, una mejor salud.
Cambiar.
Hay momentos en los que se hace necesario tomar ciertos riesgos.
Cuando confiamos nos damos la oportunidad de quitarnos la presión, de ir más livianos por el camino, de saber que lo que hacemos lo podemos disfrutar.
Esto no quiere decir que las cosas vayan a salir como queremos o pensamos, confiar es saber que pase lo que pase estará bien porque todo es aprendizaje y este es el único que nos lleva a mejorar.
¡Arriésgate!
Si sientes que llegó la hora de cambiar, que algo no marcha bien en algún aspecto, que las expectativas son otras, está claro que debes entrar en acción.
Si sientes que no eres feliz y que la vida que tienes no te llena, entonces hay que cambiar lo que haces porque el costo de quedarse ahí con el tiempo será cada vez más alto.
Puedes ser precavido, pero no te quedes estancado en la situación.
Arriésgate, empieza por pequeñas cosas, que a medida que las implementes van a hacer la diferencia y esto te permitirá ser valiente y afrontar todo aquello a lo que debes ir adaptándote.
Por ejemplo:
Puedes empezar por ir cambiando tu estilo de vida poco a poco, implementa rutinas de ejercicio, pequeñas caminatas todos los días, date unos minutos para meditar, para estar contigo mismo, para cocinar.
Atrévete a cambiar tus hábitos alimenticios, puedes empezar a cocinar en casa, a incorporar vegetales en tus comidas, a eliminar las comidas procesadas, dejar las bebidas gaseosas y eliminar el azúcar.
También puedes decidir dejar esa relación que ya no te llena el alma o que por el contrario te resta en vez de sumar.
Empieza al menos a explorar otras opciones de trabajo, si el que tienes no te motiva todos los días a levantarte.
Haz eso que tanto miedo has sentido de hacer y verás como un mundo de posibilidades se abre ante ti.
Los cambios los podemos implementar en todos los aspectos de nuestra vida, ya te dimos algunas ideas de como iniciar.
Empieza por decir SI a eso que llevas tanto diciéndole que NO.
Deja de resistir que lo que resistes persiste y date la oportunidad de sentir la libertad de lanzarte al vacío con confianza, sin esperar y sobre todo disfrutar del proceso.
Atrévete a cambiar!